martes, 5 de junio de 2012

Vivir para soñar

a T.F.R.


¿Por qué sos hincha del Córdoba?, suelen preguntarme cuando me ven con la camiseta o cuando me quedo en casa una tarde de sábado porque hay partido.

¿Por qué el Córdoba?, me preguntan los cordobeses, incrédulos.

¿Por qué el Córdoba?

Todo empezó casi como un juego allá por el 2007 cuando algunos cordobesistas me hablaron con pasión de su equipo, recién ascendido después de penar cinco años en Segunda B. Y la pasión se contagia aunque uno no se de cuenta.

Uruguayo es casi sinónimo de fútbol. En esta tierra el fútbol es señal de identidad, como el mate y el candombe. Nací en una familia futbolera que tatuó el escudo de Nacional en mi corazón. Nacional ha sido siempre mi club, mi pasión, mis colores. Soy tricolor. He llorado y he reído, he saltado, he cantado y he enmudecido. He sufrido y he sido feliz. Siempre he sentido esos colores dentro de mi alma. Con Nacional nació también mi gusto por el fútbol, mi admiración por los grandes futbolistas, por los estrategas, por las camisetas cargadas de gloria.
En este fértil terreno cayó, un día de 2007, la semilla blanquiverde. Y comenzó a crecer, a echar raíces, a ganarse poco a poco un lugar en mi corazón tricolor. ¿Cómo no simpatizar con el club de la ciudad que años antes me había hechizado? Llegué por primera vez a Córdoba en febrero de 2000 después de pasar por la seductora Sevilla y la monumental Granada. Córdoba me enamoró: sencilla, cálida, mágica, encantadora, enigmática, profunda y alegre. Gente cordial y distante, educada y orgullosa. Ciudad preciosa.

Hincha de Nacional y simpatizante del Córdoba. Hasta el 15 de junio de 2008. El penal de Abraham Paz y la agonía en la voz de Isabelo Bejerano. Ese día lloré por el Córdoba. Lloré de miedo y lloré de alivio. Ese día supe que la semilla blanquiverde ya era un árbol robusto y que la simpatizante había dejado su lugar a la hincha. Llorando de felicidad porque el Córdoba se salvaba del descenso supe que mi corazón ya no era solo blanco, azul y rojo, sino que las franjas blanquiverdes tenían su sitio de honor. Yo nunca había sentido la angustia del descenso. Nacional es uno de los grandes y los hinchas solo sabemos de campeonatos o vicecampeonatos. ¿Qué se siente al tener un pie en la categoría inferior? Alguien me dijo alguna vez que ser del Córdoba conlleva  sufrimiento y ese 15 de junio lo confirmé. No quiero volver a sentir esa angustia nunca más.

En setiembre de 2009 cumplí mi sueño y fui al Arcángel. Fue el 19 de setiembre y le ganamos al Celta por 1 a 0. Gol de Agus y yo estaba allí, orgullosa con mi camiseta recién estrenada. Desde ahí hasta ahora todo ha ido mejor. Ya no he vivido mas angustias. No he sentido que la tierra se mueve bajo mis pies.

¿Qué es descender? No lo sé, pero lo viví con de angustia.

¿Qué es ascender? No lo sé, pero lo estoy viviendo ahora con alegría y esperanza.

No sé qué pasará mañana cuando comiencen los play off de ascenso, solo sé que el Córdoba vive en mi corazón y que este año me ha regalado el mejor fútbol, lleno de técnica y de garra, de razón y corazón. ¿Qué mas se puede pedir?

Por eso soy hincha del Córdoba.  








He abandonado el blog por un buen tiempo pero ya es hora de volver a activarlo. Hay momentos especiales que no puedo dejar de compartir. A partir de hoy intentaré mantenerlo al día. ¡Bienvenidos otra vez a este viaje compartido!