sábado, 10 de diciembre de 2011

¡Ajústense los cinturones!

Otra vez con un pie en el avión. La vida no deja de sorprenderme y cada poco tiempo me regala la posibilidad de levantar vuelo.
Esta vez serán tres meses. Tres meses en los que me reencontraré con lugares conocidos y queridos. Tres meses en los que conoceré sitios nuevos, nuevas costumbres y nuevas formas de vida. Tres meses en los que abrazaré a personas que quiero y me llenaré del cariño que sienten por mi.
Por tres meses dejo a mis padres, a mis amigos del alma, mi ciudad y mi verano. Dejo el tambor y las noches oliendo a jazmines. ¿Los dejo? No. Ellos vienen conmigo porque sin ellos no soy nadie.
El avión está por despegar. Hasta luego.